
Ya os comenté que a F. le compré unas campanas de mano de colores, que estaban muy bien afinadas y eran bastante buenas. El caso es que como las cogía sobre todo para hacerlas sonar todo lo fuerte que podía, decidí enfocar su «vena musical» de una forma en la que los vecinos no quisieran asesinarnos…
Le cree unas partituras con canciones sencillitas, con los colores de las campanas en cada nota. Le hicieron gracia, pero era realmente complicado para él hacer las canciones solo. Aprendimos a jugar los tres (A. no, que aún no estaba ni en proyecto 😀 ) cada uno elegía dos campanas y la que sobraban las cogía yo y teníamos que hacerlas sonar en el orden que dijesen las partituras. Huebiese sido más sencillo si las campanas fuesen de pulsador.
Nos lo pasamos bien. Por eso, si alguno le apetece tenerlas, aquí las dejo: